Futuro de las pensiones

En los últimos años continuamente recibimos noticias en referencia al tema de la jubilación. Como ya comentamos en alguna entrada anterior, la evolución demográfica de España es la típica de un país desarrollado que ha vivido la terciarización de su economía:

 

  • Se está produciendo desde hace años una caída de la natalidad, en la actualidad el número medio de hijos por mujer está en torno a 1,3, por lo que estaríamos en una situación donde no se garantiza el reemplazo generacional (se produciría con un cifra de en torno al 2,1 hijos por mujer). Esto se ha producido simplemente porque la familia ha dejado de ser un suministro de mano de obra gratuita, como sucedería en una sociedad centrada en el sector primario, donde a más hijos más manos para trabajar para la explotación familiar. Este escenario hace que la pirámide poblacional cada vez vaya teniendo una base más estrecha, lo que implica que haya cada vez menos gente joven que cubra el puesto de los que se jubilan, y por ello que paguen la jubilación de las generaciones que se retiran.
  • La gente nacida en el baby boom de mediados del siglo XX, producido dicho baby boom en un momento en que la economía no estaba terciarizada, está llegando o ha llegado a la edad de jubilación; lo que hace que esté aumentando el número de pensionistas mientras el aumento de gente que entra en el mercado laboral no sigue la misma evolución de crecimiento.
  • El desarrollo de la sociedad ha logrado una gran conquista social, que no es otra que el aumento de las posibilidades de mejorar la formación, eso hace que tengamos generaciones mejor formadas ya que se dedica más tiempo a la formación y ello tiene igualmente por consecuencia que su entrada en el mundo laboral se retrase.
  • Por otro lado está el efecto negativo de cómo se ha desarrollado el mercado laboral, la tantas veces nombrada flexibilidad laboral ha implicado que el modelo de entrar en un trabajo y jubilarse en el ya haya desaparecido; actualmente un joven formado, que por su propia formación entra a una edad más avanzada que anteriores generaciones en el mercado laboral, también pasará más tiempo en el paro (o al menos tendrá más cantidad de cambios de trabajo con las implicaciones en pasos fugaces por el desempleo y cambios en las condiciones laborales) que anteriores generaciones, donde no era inusual pasar toda la vida laboral en la misma empresa. Esto hace que se vayan a producir oscilaciones en las aportaciones medias que se produzcan a la seguridad social.

 

Todo este escenario nos pone en una situación en la cual uno de los principales logros del Estado del Bienestar, las pensiones de jubilación, tiene un problema por delante: No va a ser sencillo que las cotizaciones de los que trabajan puedan ser las que cubran las pensiones de jubilación, siendo esto un derecho adquirido por los trabajadores. Una de las teoría existentes tienden a opinar que no desaparecerán las pensiones de jubilación, pero desgraciadamente no serán elevadas, posiblemente hablemos de una situación donde nos encontremos con una pensión básica para todos igual –tanto ricos como pobres- para así poder mantener el sistema actual.

 

La cuestión es que dicha pensión corre el peligro de ser baja, ya que estas teorías hablan de que la pensión básica, la que sería igual para todos, estaría dentro de 20 años en torno a los 1.000 euros. Esta potencial situación futura ha hecho que, ya desde hace tiempo, en los convenios colectivos de algunas empresas los representantes de los trabajadores hayan llegado a acuerdos por los que las propias empresas se convierten en promotores de planes de pensiones y hacen aportaciones periódicas a dichos planes en nombre de las personas que forman parte de la plantilla de las empresas. De todos modos lo más destacable de esta situación es el mercado de particulares, particulares que contratan productos financieros para complementar en el momento de su jubilación la pensión que van a percibir, pudiendo ser planes de pensiones u otros productos de ahorro. Con dichos productos financieros lo que se busca es un complemento que haga más sencillo que al llegar a la edad de jubilación se tengan unos ingresos que hagan más cómodo el retiro.

 

Los planes de pensiones socialmente, o quizá más que los planes su modo de comercialización, presentan un problema; durante años se ha incentivado, y de hecho se incentiva, la contratación de Planes de Pensiones debido a las ventajas fiscales que da (realmente lo que hace es que se produzca una especie de “diferimiento” del pago, ya que en el momento de percibir el plan de pensiones habrá que tributar por rendimientos del trabajo en IRPF). Frente a este planteamiento, sería muy recomendable cambiar desde ya ese chip y pasar a pensar en esos planes como un dinero del que se podrá tirar en la jubilación para complementar la pensión pública o al que se podrá recurrir en caso de necesidad (paro o enfermedad grave), y no simplemente una herramienta que nos permite, en el tiempo presente, pagar menos en la declaración de la renta.

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